Introducción
En este cruce hay que tomar el camino de la derecha, donde a los pocos metros está la barraca. El camino que dejamos a la izquierda es por donde llegaremos a la vuelta para deshacer el camino ya hecho hasta el punto de inicio.
Antaño, antes de la impecable plaga de la filoxera, el término de Vacarisses era profuso en viña. Del despedregado de los campos se obtenía la materia prima para la construcción de barracas que ofrecían cobijo, pequeño almacén y estancia temporal, si era necesario, en las épocas de más trabajo. Una vez abandonada la viña, esta queda engullida lentamente por el crecimiento espontáneo de la vegetación mediterránea, pinos primero y encinas más adelante. Las cepas desaparecen, pero las barracas no, actualmente dispersas en medio de las malezas y del matorral perfumado de romero y tomillo.
Esta barraca es una de las del conjunto que llevan el nombre del Sot de l’Aigua, suponemos que una nueva denominación a afectos de su catalogación en la base de datos de la Wikipedra.
Esta es una barraca margera tierrera, es decir, que aprovecha un margen posterior para su inclusión, siendo su parte frontal la propia línea del margen. Es de planta cuadrada y dintel plano, tal y como se puede ver en la parte posterior de la puerta de entrada.
En el interior tiene un cocó, un pequeño espacio vacío entre las piedras a ras del suelo en la parte más sombría de la barraca que servía para guardar el cántaro con el agua para que se mantuviera más fresca en las largas jornadas en el campo.