Introducción
Hemos llegado a las ruinas de la casona de Corto Pio, documentada desde el siglo XVIII. Hacia principios del siglo XIX pasó a formar parte de la heredad de Can Còdol, ahora ya abandonada desde hace muchos años. En el interior conserva un horno de pan con bóveda de ladrillo relativamente bien conservado que forma un pequeño cuerpo adosado que sobresale de la fachada.
Actualmente, lo que mejor se conserva del lugar es su barraca de viña de piedra seca, de planta circular y dintel plano. Puede extrañar la existencia de una barraca justo al lado de una casa, cuando precisamente estas tenían la principal función de servir de cobijo o lugar de pernoctación cuando la viña era lejos de la vivienda habitual del agricultor. La explicación es que la barraca es de construcción muy posterior a la de la casa, ya más allá de cuando ésta ya estaba abandonada y no ofrecía las condiciones y un techo seguro. Incluso se cree muy verosímilmente que las piedras con las que fue levantada son extraídas de entre las ruinas del propio caserón.