MASIAS EN EL VALLE DE SANANA Y DE LAS VENDRANES

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Masías y agua en el término más boscoso

El itinerario comienza en frente del cementerio de Vacarisses, donde encontraremos un espacio para dejar el vehículo si este fuera el caso. Allí cerca comienza el camino carretero que, flanqueando la sierra de las Ginebres, de donde sobresale la Torrota, nos llevará hasta la masía de Can Vives, rozando primero la de Can Pau Gros. Este primer tramo es tranquilo y de grandes perspectivas hacia el imponente macizo de Montserrat.

Después de la masía de Can Vives, el camino sube un poco y se convierte en sendero, el rastro del antiguo camino de herradura empedrado que la unía con la masía de Sanana, justo en la otra vertiente de la sierra, que lograremos tras un panorámico flanqueo, donde podremos admirar su encina centenaria.

Desde Sanana el camino se hunde a buscar el paso del arroyo. Cerca de aquí, y una vez vistas las ruinas del antiguo molino y de los hornos de Can Còdol, podremos disfrutar de uno de los tramos más bonitos del arroyo, con un ancho lecho de piedra formando un paso bastante enriscado y algún que otro saltito y pequeña poza donde poner, como mínimo, los pies a remojar. Desde aquí, sólo tendremos que remontar el camino de dónde veníamos para alcanzar la masía de Can Còdol, con su emblemática y arreglada fuente, un rincón de paz para enmarcar.

Desde Can Còdol iremos a buscar, alejándonos momentáneamente del estricto lecho del torrente, el camino de las Vendranes. Apenas pasado el cruce, sin embargo, seguiremos un viejo rastro que sube hasta el caserón de Corto Pio, medio en ruinas, pero con un bello ejemplar de barraca de viña de buena estampa.

Una vez recuperado el camino de las Vendranes ya no lo dejaremos hasta llegar a la masía en cuestión, pasando antes por el oasis de la fuente de la Figuerota y por, sin duda, la sorpresa del día: el salto de la Guineu, un lugar tan bonito como algo peligroso (¡cuidado con los niños!). Si el arroyo baja contento, oiremos el ruido del agua cayendo desde un buen tramo alejados.

Finalmente, sólo tendremos que llegar hasta las Vendranes, sin duda la masía mejor arreglada de las que habremos ido viendo, para subir decididos hacia el collado del Pla dels Ginebres y para volver ya hacia las primeras casas de Vacarisses, a la altura del bonito barrio donde encontramos la casa y los huertos de Cal Domènec. Estaremos ya a cuatro pasos del cementerio, de donde habremos comenzado.