Introducción
El paisaje que nos rodea en esta ruta ha sido modelado por la influencia de múltiples factores a lo largo del tiempo.
La franja litoral, mayoritariamente formada por calas y acantilados, ha sido esculpida por la erosión provocada por la tramontana y el mar. La accidentalidad del terreno, un sustrato pobre y las condiciones de salinidad, han dejado la franja costera más cercana al mar libre de la actividad agrícola, favoreciendo así el mantenimiento de la vegetación primigenia.
Un poco más en el interior, los factores ambientales, pero sobre todo la actividad humana, han condicionado el paisaje del último milenio. Todavía se pueden ver los restos de infinidad de construcciones de piedra seca (barracas, muros…) con el objetivo de ganar terreno cultivable en la montaña.
En este terreno rocoso, de clima ventoso y seco, y castigado por el fuego durante décadas, el abandono progresivo de la actividad en el campo ha favorecido el dominio vegetal de las malezas, matorrales y pastizales.