Introducción
¿Notáis algo raro en los bosques de pino que nos rodean? Son de pino negro aunque también hay algún pino rojo o albar.
El pino negro puede llegar hasta 2300 m, dependiendo de muchos factores: la orientación, la dureza del viento o del frío, la humedad y la evaporación del sol, pero sobre todo de la acción del hombre.
Estamos en el collado de Prats a 1600 m y vemos que de repente hay como no. Si os habéis fijado, en la parte francesa hay lugares más altos que todavía tienen bosque. También capta la atención que su distribución, las geometrías de la plantación y dimensiones de los árboles no se corresponden con un bosque natural. Es evidente, pues, que la mano del hombre tanto cortándolos primero para favorecer pastos, como reforestando después para recuperar hábitats forestales, está presente.
De esto se trata la gestión forestal y, aunque no nos lo parezca, las diferentes actuaciones responden a objetivos establecidos para mejorar la biodiversidad y la estructura del monte siempre pensando que debe haber un rendimiento económico para la gente del territorio.