Introducción
Por fin una ventana donde poder ver el pueblo de Villalonga con el Puig de les Agudes encima mismo y, al fondo, el sector del Concròs entre el Costabona y el Gra de Fajol.
Descubrimos que no todo es bosque, sino que estamos rodeados de prados. A partir de ahora se harán cada vez más abundantes.
Como os decíamos al principio, los bosques originales se cortaron, bien para reforestar con árboles más productivos o bien para conseguir zonas de prados donde hacer crecer hierba para el ganado.
En los bordes del campo, haciendo de valla, están los avellanos y fresnos, y donde estamos ahora, hay muchos cerezos silvestres. Es un árbol que acompaña a los bosques caducifolios y sale de forma aislada o en pequeños grupitos.
En otoño toman unos colores rojos muy visibles (foto). En primavera florecen antes de que salgan las hojas y es un espectáculo ver cómo salpican de color los bosques. Las hojas se diferencia porque en la base, junto a la cola, hay dos protuberancias de color rojizo.
Las cerezas, pequeñitas, son comestibles, cosa que saben bien los pájaros del bosque: arrendajos, mirlos, herrerillos…