Introducción
Nos encontramos al lado de Ca n’Oliva.
Encontramos un bonito alcornoque con distintos pies, a menudo, resultado de una antigua explotación del bosque para poder ser carbonizado.
Es un árbol mediano (no superior a los 20 metros), con una copa clara y hojas persistentes. Se diferencia claramente de la encina por su corteza, mucho más rugosa y gruesa que, una vez pelada, se convierte en lisa y de un color rojizo que se va oscureciendo con el tiempo. Le gustan los terrenos sin cal, el clima suave por la proximidad al mar, libre de heladas y protegidos por los vientos del norte. De 0 a 1000 m de altitud. Donde nos encontramos ahora, se reúnen todas estas condiciones. Se ha aprovechado principalmente el corcho de su corteza en múltiples aplicaciones, pero el tapón de corcho, es la más importante. Sant Feliu había sido un núcleo muy importante de la industria del corcho y, hoy en día, a pesar del fuerte declive del sector, persisten algunas industrias. La madera, dura y resistente, pero de forma irregular, se utilizaba para hacer piezas para las embarcaciones, carros, herramientas, etc. La fabricación del carbón y como leña para quemar ha sido otro de los proyectos de explotación. Puede llegar a vivir 500 años.