Introducción
Seguimos recto la GR, que dejaremos de lado nuevamente pasada la Carbonera. A la izquierda, volveríamos al punto de inicio por un atajo.
Nos encontramos en una pequeña plaza del collado, rodeados de magníficos ejemplares de los principales arbustos que nos han acompañado durante todo el trayecto.
El Brezo: (Erica arborea). Arbusto de hoja persistente, verde oscura y pequeña. Puede medir hasta 4 metros de altura. Se encuentra en terrenos ácidos, en alcornocales que han sufrido alteraciones. Su madera es muy dura y produce muy buen carbón. De las cepas, después de secarse lentamente, se obtienen muy buenas pipas de fumar. Actualmente, se seca y se manipula para hacer vallas y pantallas visuales.
El enebro: (juniperus oxycedrus). También de hoja persistente, verde claro con dos líneas blancas en su anverso, pequeña y punzante. Puede llegar a medir 7 metros de altura. Se adapta a todo tipo de terrenos, preferiblemente las vertientes soleadas. La madera es aromática, fácil de trabajar i resistente a la pudrición. Destilando la madera (el corazón de los troncos más gruesos) se obtienen un aceite que tiene propiedades antisépticas.
El madroño: (Arbutus unedo). Este arbusto o árbol pequeño, puede medir hasta 8 m de altura. De hojas persistentes, en forma de lanza, que miden unos 10 cm s de largo y con un margen finamente serrado. Se le conoce por sus frutos. Son bayas de color rojizo cuando son maduras, de 2 cm y de sabor dulce. Florece en otoño, cuando maduran los frutos del año anterior. Igual que el brezo, nace en encinares que han sufrido degradaciones, sobre todo tipo de suelos. ‘‘Unedo’’ significa comer solamente uno, y se refiere a no comer muchos frutos, ya que pueden producir dolor de cabeza. Antiguamente se fermentaban para obtener bebidas alcohólicas. La madera es muy buen combustible y de las raíces se obtiene muy buen carbón.