Salt de Sallent por el mirador de Els Bassis.

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Paisajes, románico y geología.

Salimos por el camino de Rupit en Sant Joan de Fàbregues con vistas al puente de madera sobre la riera de Rupit. Nos desviamos al cerro y ermita de Santa Magdalena. Las vistas sobre el pueblo y el risco de La Agullola valen la pena.

Ahora bajamos a la riera y seguimos el curso del agua por el lado derecho, sin verla, dentro de un bosque sombrío de robles y por debajo de los avellanos, bojes, polipodio y hiedras ras de suelo. Oímos el rumor del agua en los saltos del molino Rodor que veremos más adelante.

Subimos a la pista y volvemos atrás hasta coger otra menos frecuentada que nos subirá a la Palomera. Todo un bosque húmedo de tilos, fresnos, algún castaño y avellanos nos acompañan junto a un agradable camino empedrado.

Espectaculares las vistas desde lo alto del plano de Els Bassis. Tendremos todo el risco desde La Agullola (derecha) hasta el Faro (izquierdo) y las laderas umbrías de Les Guilleries delante.

Bajamos por la vertical pasando por el lado de las tumbas antropomorfas. Fijaos como la vegetación ha cambiado completamente. Ahora, en la solana, el bosque dominante es un encinar de montaña aprovechado para hacer carbón en el pasado. El camino de bajada es muy bonito.

Vale la pena acercarse a Sant Joan de Fàbregues. Fantástico ejemplo del románico. Hay mesas y bancos para poder descansar y hacer un buen bocado.

Nos dirigimos hacia el salto de Sallent y podemos ver la vegetación de la solana de los riscos dominada por el encinar, acompañado de arces y salpicado de robles en los rincones más húmedos.

Cruzamos la riera de Rupit y nos asomamos al mirador del salto de Sallent. Unos prismáticos nos ayudarán a descubrir los pájaros de estos ambientes rupícolas. Por tierra encontramos muchos fósiles foraminíferos tipo nummulites, indicador del antiguo fondo marino de hace 55 millones de años en el período eoceno de la era terciaria.

Volvemos a bajar al cauce de la riera y, antes de cruzarla, tomamos el camino que nos llevará aguas arriba hasta el molino de Rodor y su salto. La vegetación de ribera se hace presente. Cerca y dentro del agua los alisos ofrecen rincones de postal, a los lados los fresnos, avellanos, robles y el zarzal con cornejo.

Junto a la fuente de la Pomadera, las antiguas represas y saltos de agua como el de Sabaters, se suceden hasta llegar al salto y el molino del Rodor. Aquí encontramos vestigios de esta actividad (esclusa, agujeros, canal, etc.). El rincón es agradable y encantador. Alisos y avellanos cerca del agua lo convierten en un espacio de reposo y contemplación. El camino cruza la riera, pero nosotros seguiremos por el mismo por donde veníamos.

Pronto llegamos al pueblo. Al cruzar el torrente del Salteri, subimos un poco y ya veremos las casas colgantes sobre la riera. El pueblo se alinea al margen de la cimentación natural del risco. Destaca la iglesia de Sant Miquel.