Introducción
Bonitos planos entre el Puig Alt y el Puig de l'Àliga, con la masía de Can Caussa al fondo. Cruzamos muros de piedra seca, cierres para delimitar campos y propiedades. Todavía ahora, encontramos mozos y cerramientos de ganado más modernos.
Tenemos que pensar en estas masías como entes autosuficientes. El bosque (encinas), los cultivos (viña y olivos) más el ganado propio y el que subía de las planas, eran los bienes de consumo propio o de intercambio por otros de la plana como los cereales. El conjunto de estas masías esparcidas era el responsable del mantenimiento del paisaje agrícola hoy desaparecido.
La masía, completamente en ruinas, está catalogada como Bien Cultural de Interés Local y está datado del s. XVII-XIX. Se distingue un edificio principal que estaba cubierto con tejado en dos vertientes. Está formado por numerosos espacios que configuran una planta muy compleja. El sector del levante está ocupado por espacios probablemente destinados al uso agropecuario. Aquí la roca madre florece superficialmente y se aprovechaba para apoyar paredes y arcos. La parte de delante de la masía por este lado conserva un espacio descubierto delimitado por una pared baja, que conserva un magnífico pavimento de losas. A unos 500 m en dirección al mediodía hay una fuente.
Los prados, de nuevo son un buen lugar donde disfrutar de jilgueros, pardillos y escribanos hortelanos.