Introducción
Es hora de detenerse a hacer una comida (si no hace viento) y disfrutar de los Pirineos orientales.
Tenemos por delante la cuenca del Freser con la coma del Freser ante nosotros, que baja engorjada por debajo de los riscos del Racó, donde encontramos, un poco más abajo, el refugio de Coma de Vaca. La Coma de Vaca también está en esta cuenca, pero no la vemos directamente. A la derecha, la cumbre de Bastiments (2.881 m) y, siguiendo hacia la izquierda, el pico de Freser (2.734 m), el de los Gorgs (2.796 m), y, detrás, el Pic de l'Infern (2.869 m). El Torreneules (2.731 m) se asoma detrás la cresta que tenemos delante y que cierra esta cuenca por sobre de Coma de Vaca.
Es el momento de sacar los prismáticos y buscar la fauna de estos prados alpinos. Prados de perdiz pardilla en verano, más fácil de oír que de ver. Sólo en los lugares más aislados podemos encontrar alguna perdiz nival, muy difícil de ver por su plumaje blanco en invierno y marrón en verano. Como el urogallo, son especies relictas, muy vulnerables, en peligro de extinción y aisladas en los Alpes y los Pirineos de la retirada de los hielos de las últimas glaciaciones.
Sentiremos las chovas de pico amarillo y podremos ver sobrevolándonos los buitres, el águila real o algún quebrantahuesos. En los canchales es fácil ver en verano la collalba gris o el bonito roquero rojo, y el acentor alpino o el gorrión alpino todo el año.
Si observáis atentamente los prados, tarde o temprano encontraréis grupos de rebecos, e incluso algún pequeño rebaño de muflones. También os puede sorprender algún zorro, liebre u oír el silbido de alguna marmota, que avisa de nuestra presencia.