Introducción
Miremos primero a uno de los lados del camino: a la izquierda tenemos unos acebuches, que son los olivos en estado salvaje. También vemos un almendro, un árbol de hoja caduca. Por lo tanto, en invierno sólo verás el tronco y las ramas desnudas.
Ahora miramos a la derecha del camino, donde tenemos una fantástica encina de tronco imponente. La encina es el árbol autóctono que poblaba todas estas tierras antes de ser cultivadas por los humanos, y, en algunos rincones que no podían ser cultivados, se han salvado algunos ejemplares que han resistido el paso del tiempo.
Los frutos de la encina, las bellotas, son un importante alimento para roedores, como ratones y ardillas, pero también las comen los jabalíes. Es una importante fuente energética y de reserva cuando en invierno quedan pocos frutos disponibles. También podrán nacer nuevas encinas bajo la sombra de pinos cercanos, ya que una encina sólo germina si ya hay la sombra de un bosque previo formado.