Introducción
Estamos en el país del carrascal (en la solana) y el quejigo o valenciano (en la umbría). Paso entre el piso mediterráneo y el montano. La secular actividad humana domesticando el paisaje hizo desaparecer este bosque. Con el tiempo, los terrenos menos productivos y abandonados se han ido reforestando para obtener nuevos recursos: madera y biomasa.
El bosque dominante ahora es el pinar secundario (no autóctono) de pino carrasco (Pinus halepensis) en las solanas y de laricio (Pinus nigra) en umbrías. Crecen sobre el sotobosque propio de los encinares y robledales que deberían ocupar su lugar.
Aquí, en la solana calcárea, encontramos una brota de romero y tomillo salpicada de bellos enebros como el que tenéis al lado del camino (dos rayas blancas sobre las pequeñas hojas punzantes). También crece la coscoja, el junquillo y el listón como gramínea dominante. A pleno sol, otras aromáticas nos acompañan en el camino: el tomillo, la siempreviva borda y el abrótano hembra de bonitos botones de flores amarillas.
Al cruzar el torrente, pasaremos al lado sombrío y entraremos en un pinar de pino con un sotobosque propio del piso montano, bien distinto. Más fresco, los arbustos son altos: el barbadejo, el cornejo, el espino blanco o la madreselva entre otros y el heno silvestre como gramínea dominante. El quejigo se sustituye en estos ambientes por el roble pubescente de hoja más grande y márgenes ondulados. Encontramos otros árboles del grupo de los arces y serbales.