Los saltos de agua y las viñas de Canaletes

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Hoyos y torrentes del espacio protegido de Valls de l’Anoia

Saldremos del pequeño núcleo de Canaletes, del aparcamiento que hay cerca del edificio del ayuntamiento y de la plaza principal del pueblo, donde se puede dejar el vehículo cómodamente.

Al poco rato de salir del pueblo, apenas pasada la fuente del Llorer, nos adentraremos ya por medio de un ambiente más forestal, donde abunda el pino y, en menor medida, la encina, pequeña antesala del primer escondido salto de agua de la jornada, el salto de los Capellans, donde podremos admirar la lenta obra que la naturaleza ha ido forjando con el resultado final del tipo de formación mineral que llamamos piedra tosca.

Saldremos de este primer hoyo para ir a buscar los otros valles que nos esperan, superando ligeramente la sierra de la Teia, que los separa poniendo tregua por en medio. El camino nos llevará hasta poder atravesar el torrente de la Bleda, muy cerca ya del segundo salto del día, el salto de la Mala Dona, también formando un sombrío y hundido lugar.

Continuaremos por la vertiente derecha del torrente de la Bleda, ya que de momento le seguiremos las huellas, aunque no nos lo pondrá fácil y llano. Poco a poco iremos viendo como el hoyo se va haciendo más profundo, en medio de acantilados más prominentes, que de momento recorreremos y veremos desde encima. Justo en el lugar del torrente del Cargol, una continuidad del torrente de la Bleda, dejaremos la altivez y la luz para meternos literalmente en medio del salvaje corazón del torrente, en un descenso corto pero vertiginoso que pondrá a prueba nuestras habilidades físicas, aunque la presencia de cuerdas nos ayudará bastante. Seremos en pleno salvaje torrente.

A partir de aquí, unos senderos nos llevarán a ver los dos últimos saltos del itinerario, ambos de una belleza sobrecogedora, el salto del Cargol, en el torrente del la Bleda, y el salto de los Cucs, al torrente de la Cremada, donde podremos ver como el agua tiene la santa paciencia de ir modulando las canaletas por donde encuentra salida, a veces bien caprichosamente, además de un extensa proliferación del hermoso y siempre verde helecho llamado, entre otros nombres, Adiantum capillus-veneris.

Ahora nos tocará subir duramente, también ayudados por cuerdas, para salir de estos claustrofóbicos hoyos. De repente, otra vez la luz mediterránea, las viñas y los pinares, y, más adelante, los horizontes más abiertos. El contraste es evidente. Pero si ya estamos cansados, pronto podremos hacer atajo y volver al pueblo enlazando con el mismo camino de donde habremos venido. Si no, el paisaje agroforestal, salpicado de viñas y olivos, nos acompañará hasta la bodega de Can Feixes, donde encontraremos el resultado líquido del apreciado fruto de las vides.

Ahora ya, sin prisas, iremos siguiendo un vial más concurrido, y, disfrutando de una cada vez más de la vista hacia Montserrat, volveremos a entrar en el pueblo de Canaletes por el lado contrario de donde habremos salido al inicio.