Hacia los riscos del Perer

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El observatorio de la llanura

Para empezar, vamos a salir del pueblo por la carretera que se dirige a Sant Miquel del Fai, y enseguida encontraremos el testimonio de un pasado agrícola difícil y duro de trabajar. Por ejemplo, bancales y barracas nos hablan del cultivo de la vid en las laderas menos abruptas. Siguiendo la carretera, llegaremos al parque Usart (creado en 1918 con la financiación de Nicolau Usart, industrial del pueblo) con vistas a la llanura del Vallès Oriental y, a levante, al valle del Tenes y a los riscos de Bertí.

Subiremos por la riera de Vallbona que, por debajo de nosotros, al saltar el risco, da el salto, que es conocido como Sant Miquel Xic, en analogía al salto del Rossinyol en Sant Miquel del Fai (de hecho, es la continuación del misma risco). Seguiremos subiendo por una pista llana con vistas continuas sobre el Vallès para llegar, finalmente, en el balcón del Perer, donde podremos observar el excepcional paisaje pétreo de la zona. Aquí, las vistas se amplían: de este a oeste, se encuentran el Montseny y Sant Llorenç del Munt; delante, la llanura y la Serralada Litoral (cordillera litoral); a los lados, colinas y riscos; y, debajo nuestro, el pueblo de Riells del Fai y el valle del Tenes que entra hasta el monasterio de Sat Miquel. También se tienen vistas de los riscos de Bertí con el relieve abrupto del Turó de las Onze Hores, el castillo de Clascar detrá y Puiggraciós (808 m), aislado, a su derecha.

Este es un buen lugar para observar aves y, por la noche, estrellas, así como también para descubrir la geología de los riscos y darse cuenta de los diversos materiales que los conforman, claramente diferenciados por los colores (areniscas blancas encima y conglomerados rojos debajo). Además, también podemos intentar encontrar algún fósil en las calizas que pisamos.

Después, empezaremos a girar hacia atrás, pasando por debajo del Mas Perer y el Mas Flequer, en dirección a la ermita de Sant Climent. En esta zona domina el encinar, alternado con campo de cereales. Los sucesivos incendios (producidos en los años 82 y 94) han favorecido el crecimiento de encinas. Pasada la balsa del Perer, nos adentraremos en un bonito sendero a la sombra de un encinar maduro, no afectado por el fuego.

Siguiendo esta ruta, tendremos la oportunidad de visitar la ermita de Sant Climent (siglo XVIII), hoy escondida por el bosque de pinos. Desde aquí, bajaremos hacia el torrente de Els Horts y la riera de Vallbona, donde enlazaremos con una parte del camino real que nos llevará hasta el pueblo. La mayor parte de estos huertos, que eran pequeños bancales que iban bajando siguiendo el torrente, aprovechando la proximidad del agua, hoy en día son yermos y zarzales. En cuanto a los campos cercanos a la balsa, estos son más extensos y llanos, y en ellos se cultivan cereales.

Finalmente, llegaremos al pueblo por debajo del Puig del Moro y el llano de la Costa. El camino real aprovecha la firmeza de las losas calizas, acompañadas de bancales de piedra seca donde todavía hoy algún almendro nos recuerda la existencia pasada de otros cultivos. Así, Sant Feliu de Codines, escondido detrás del Puig del Prat y el Turó de Solanes, en un enclave privilegiado, nos espera.

Agradecimientos: Ruta trabajada con el Centro Excursionista de Sant Feliu de Codines.