Ruta de Bellcaire a Santa Caterina

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Patrimonio etnológico en el valle de Santa Caterina

La ruta empieza al lado de Sant Joan de Bellcaire y seguidamente se pasa por la plaza dels Comptes d’Empúries, donde encontramos el Castillo de Bellcaire. Bordeamos un antiguo molino y una alberca antes de abandonar las calles del pueblo y adentrarnos en caminos llanos y pedregosos, que bordean campos de cereales y olivos en dirección al macizo del Montgrí.

Nos sumergimos en un paisaje mediterráneo en el que predominan la coscoja, el jaguarzo morisco y la aliaga, junto con algunos pinos blancos y encinas. La vegetación de coscoja con jaras se ve favorecida por los incendios recientes que ha habido en la zona, así como el abandono de antiguos cultivos establecidos en terrazas de piedra seca. A lo largo del recorrido podremos observar algunas barracas de piedra seca y diversos hornos de cal; por ejemplo, el horno de Santa Caterina, situado al final del valle con el mismo nombre. Se trata de una buena oportunidad para disfrutar a la excelente visión del interior del macizo del Montgrí, con el Castillo del Montgrí al fondo y el monte Puig Rodó a la derecha. Por lo que se refiere a la vegetación, poco a poco, el jaguarzo blanco roba protagonismo al jaguarzo morisco y aparecen otras especies como el lentisco.

Enlazamos con el camino que procede del collado Coll de Santa Caterina, con tramos de empedrado bien conservado, hasta llegar a la Ermita de Santa Caterina, pieza clave en el patrimonio del Montgrí. Seguidamente, subimos hasta llegar al monte Puig de Carroig, desde donde podemos contemplar la totalidad del macizo, buena parte del Ampurdan, la bahía de Roses y, si el día nos lo permite, los Pirineos.

Finalmente, seguimos la cresta donde en la coscoja con jaguarzos se incrementa la diversidad. Tranquilamente y de vuelta vemos como el hombre se ha adaptado al medio y ha sabido aprovechar sus recursos, claramente diferenciado entre el fértil llano y el áspero macizo.